En Uganda una de las leyes más extremas contra la comunidad LGBTQI+, una que incluso castiga con la muerte los actos homosexuales. Si suena exagerado, les recordamos que todavía hay países del mundo en donde la homosexualidad se castiga con la pena capital. En España, las elecciones regionales dieron como saldo el regreso de la derecha y la ultraderecha, que probablemente consigan mucho más poder luego de que el presidente Pedro Sánchez llamara a elecciones para el próximo mes de julio. Si se preguntan qué se puede esperar la comunidad LGBTQI+, pues Jorge Buxadé, diputado europeo y vicepresidente de acción política del partido ultraderechista Vox, dijo en una entrevista reciente que “Nuestro objetivo va a ser derogar todas las leyes ideológicas, eliminarlas como si nunca hubieran existido”. Todos sabemos lo que significa para ellos el término leyes ideológicas: normas progresistas como la recién aprobada Ley Trans, que probablemente no sigan existiendo por mucho tiempo. Todo esto tiene como objetivo restringir la capacidad de las personas trans para participar de forma significativa en la sociedad, ya sea mediante leyes, la prohibición de atletas trans o dificultando que las personas cambien su sexo en los documentos oficiales.
Por supuesto, la cuna de la matriz de opinión reaccionaria y cristofascista está en Estados Unidos. Según la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), desde principios de año en Estados Unidos se han presentado casi 500 proyectos de ley contra la comunidad LGBTQI+ en los parlamentos estatales, y 17 estados han aprobado leyes que restringen o prohíben la atención a los jóvenes trans. Como sabemos, Florida ha aprobado en el último año una gran cantidad de proyectos de ley anti-LGBTQ+, incluido un proyecto de ley que prohíbe a las personas trans ir a los baños que se alinean con su género, uno que prohíbe los desfiles del Orgullo y otra expansión adicional del proyecto de ley No Digas Gay, que ahora prohíbe a los maestros usar los pronombres preferidos de los estudiantes trans. La situación es tal, que ahora hay un éxodo masivo de personas LGBTQI+ que buscan escapar de Florida como refugiados.
Las empresas también han estado en el centro de la batalla, enfrentándose a divisiones culturales entre los clientes. Nike y Adidas han sido criticados por clientes conservadores por sus campañas transinclusivas, y Target dijo que eliminaría exhibidores con mercancía del mes del Orgullo y retiraría algunos productos después de que se denunciara que algunas personas habían destruido los displays y amenazado a los empleados, y la cerveza Bud Light se enfrentó a una reacción negativa por tener una portavoz trans. Parece que ahora cualquier intento de diversidad es visto como un ataque a los “valores tradicionales”, a la familia, y en contra de los niños, pues por supuesto, la mera existencia de una persona queer, de una drag queen, de personas no binarias o trans es equiparada con grooming a menores de edad, un discurso reciclado de los años 80, cuando el objetivo eran los gays y las lesbianas. El tema de la “protección de la infancia” está presente en la legislación y la retórica anti-LGBTQI+, pues se ha convertido en un medio de demostrar la “buena fe” conservadora a los votantes. Para muchas de estas personas, la atención de afirmación de género para menores es “abuso infantil” y “mutilación sexual infantil”.
El ambiente actual ha hecho retroceder el progreso de las personas queer en todo el mundo, no solo en los lugares que han aprobado leyes anti-LGBTQI+. La violencia contra las personas queer, ya sea a través de la legislación, la exclusión social o la brutalidad descarada, nunca ha cesado. A medida que la comunidad fue ganando derechos y reconocimiento a través de la acción colectiva y la protesta, este tipo de violencia se hizo menos aceptable socialmente. Pero como la derecha ha aprovechado la reacción anti-LGBTQI+ como estrategia electoral en muchos lugares, ahora aumenta el riesgo de que las personas queer se conviertan en un objetivo aún más violento de lo que ya son. Todo este ambiente anti-LGBTQI+ pone de relieve la verdadera historia del Orgullo: como celebración, pero también como protesta. Aunque en los últimos años los políticos, los famosos y las empresas han adoptado la retórica de la aceptación y la visibilidad, lo cierto es que se ha perdido la necesidad del activismo. Pero a pesar de los enormes progresos realizados en las últimas décadas, la vida de muchas personas queer sigue siendo peligrosa y difícil. Estos ataques a la comunidad LGBTQI+ solo sirven como mapa y ejemplo para que los sectores más conservadores de Latinoamérica tomen la iniciativa de copiar las mismas iniciativas y políticas: no es la primera vez que sucede. Así que en este mes del orgullo, tenemos que demostrar al mundo que no solo se nos tolera, sino que se nos respeta y se nos celebra.
Articulo: Mirangie Alayon - Mor.bo
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